En el Real Madrid, aunque no se lo crean, hay vida sin Bellingham. Sobre todo cuando los jugadores de talento se unen y arriman el hombro. Lo hicieron Brahim, que volvió a reivindicarse ante Ancelotti, y también Vinicius y Rodrygo, renovados y cuestionados al tiempo. Los blancos golearon sin problema a un Braga valiente y endeble al que Lunin detuvo un penalti nada más empezar el partido. Los blancos ya están en octavos de la Champions.
Descansaba Bellingham. Bueno, Bellingham y alguno más. Ancelotti decidió dar un respiro a Carvajal y Alaba, dos de sus intocables, y devolver al once del Real Madrid a Kroos, suplente ante el Rayo. Modric volvía a su hábitat natural de esta temporada: el banquillo. Allí también le haría compañía Joselu, que dejaba su sitio a Rodrygo a ver si el brasileño recuperaba el gol perdido en su competición fetiche. Y Brahim, al que Carletto había usado entre poco y nada, era titular.
✨𝐄𝐫𝐚 𝐬𝐮 𝐦𝐨𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨
⚽️El malagueño aprovecha el duelo contra el Sporting de Braga y mete gol en el minuto 26
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— okdiario.com (@okdiario) November 8, 2023
Entre rotaciones y lesiones el once del Real Madrid tenía un ligero aroma a primera eliminatoria de Copa. Pero sin Lunin. Pero si antes lo escribo, zas, se lesiona Kepa en el calentamiento y juega el ucraniano. Así que, por miedo a gafar a nadie más, les cuento que jugaban Lunin; Lucas, Rüdiger, Nacho, Mendy; Camavinga, Kroos, Valverde, Brahim; Vinicius y Rodrygo. Con el pase a octavos de la Champions en el bolsillo a los de Ancelotti apenas les quedaba asegurar ese primer puesto que te libra de los cocos en octavos.
Enfrente el Braga, equipo con poco pedigrí y mucho fútbol, que se plantaba en el Bernabéu con el descaro de quien tiene poco o nada que perder. Salió con un punto de vértigo y prisa el Real Madrid dispuesto a ganarse el perdón del madridismo tras el batacazo ante el Rayo. Pero Lucas Vázquez decidió pegarse un tiro en el pie al cometer, a los tres minutos, un penalti obsceno y un poco estúpido por un agarrón a Borja.
La pena máxima la ejecutó Djaló, que ya había marcado en la ida y que suena hasta para la selección española, pero se topó con Lunin. El portero suplente del Real Madrid se hizo gigante, adivinó el sitio del lanzamiento y metió una mano fuerte y dura abajo para desviar el disparo del jugador del Braga. Sus compañeros le felicitaron como si fuera la final de la Champions.
La mano de Lunin
El partido era una ida y vuelta sin descanso. Primero un topetazo escalofriante de Fede Valverde con un jugador del Braga, cabeza con cabeza, que quedó en nada. Luego, un gol bien anulado a Brahim por falta previa de Vinicius. Precisamente Brahim andaba hiperactivo. Se ofrecía a pactar con todos sus compañeros y siempre pedía la pelota dispuesto a romper entre líneas.
El duelo era un desgobierno entretenido y vertiginoso. La pelota iba de área a área y tiro por que me toca. En el 19 Lucas Vázquez la volvió a liar con una cesión de cabeza a un rival, que le descentró tanto que hizo otro penalti, menos mal para él y para el Real Madrid que ni el colegiado ni el VAR tuvieron a bien señalarlo. En la jugada de vuelta la tuvo Fede Valverde tras una buena galopada y una pared con Vinicius.
Era un aviso de lo que vendría después. Una jugada por la izquierda, la banda preferida del Real Madrid, en la que se asociaron Mendy y Rodrygo, que dibujó un buen desmarque de ruptura, levantó la cabeza y vio la llegada de segunda línea de Brahim, que embocó a placer en el área chica. Dos partidos de titular y dos goles. Ancelotti, apunta.
Como en el chiste, Brahim era la buena noticia para el Real Madrid y Vinicius la mala. El brasileño, egoísta y ofuscado, se chupaba él solito todas las jugadas y no tenía ojos para ninguno de sus compañeros. Ni siquiera para un Rodrygo algo más inspirado y participativo que en otros partidos. Precisamente Rodrygo pudo marcar en el 40 si el meta Matheus no hubiera estado atento para sacar su disparo abajo.
Doblete brasileño
Con esa ocasión y la carita de mosqueo de Vinicius nos fuimos al descanso. Del que regresamos con un Braga valiente otra vez y con un Real Madrid un poco relajado. Menos mal que estaba por ahí Rüdiger para ir tapando agujeros. En el 55 la tuvo Brahim por partida doble pero primero Matheus y después Fonte abortaron in extremis el que habría sido su doblete.
Fue el aviso de que el Real Madrid iba a tocar a rebato. Y lo hicieron los dos brasileños, mohínos hace tiempo y renovados la semana pasada. Primero Vinicius, asistido por Lucas Vázquez, abrochó con el 2-0 una contra coral de todo el equipo. Luego Rodrygo, a pase de Vinicius, logró el tercero con una preciosa vaselina que recordó al Raúl de sus mejores tiempos.
Con el partido resuelto el Real Madrid se dedicó a hacer lo que haría Falete en un bufé libre: disfrutar. En el 75 entró Carvajal por Lucas y Modric por Brahim, que se marchó ovacionado. Y un minuto después Joselu por Rodrygo y el canterano Nico Paz por Fede Valverde.
Eran ya los minutos de la basura en un partido que el Real Madrid tenía atado y bien atado. No ocurrieron cosas grandes ni pequeñas casi. Se consumió el tiempo, vimos detallitos de Nico Paz, pudo caer el cuarto pero al final los blancos se conformaron con tres y sellaron su pase a octavos de la Champions para confirmar un dato escalofriante: 32 clasificaciones en 32 participaciones en la máxima competición continental.